viernes, 28 de marzo de 2008

Después de Cierta edad



Dicen algunos que, a cierta edad, después de los cincuenta, nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina, y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de los años jóvenes.
Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo, es muy probable.
Pero nunca como hoy fui tan consciente de mi existencia, nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento como ahora.
Ahora se que no soy la princesa del cuento de hadas y que no necesito que me venga a salvar un príncipe azul en su caballo blanco, por que ni soy una princesa, ni vivo en una torre, ni tengo a un dragón que me esté custodiando. Hoy solo se que tengo a Dios en mi corazón


Hoy me reconozco mujer, capaz de amar. Se que puedo dar sin pedir, y puedo y debo dar mucho porque la felicidad está en dar, en servir, y el hacerlo me hace sentir feliz.
Por fin encontré, hasta ahora, al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.
Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecta, de estar llena de defectos, de tener debilidades, y de equivocarme y, a pesar de todo, se que Dios me ama así como soy y que puedo, si me lo propongo, ser cada día un poquito mejor.
Y por eso, me siento bien.
Y por si fuera poco, saberme querida por muchas personas que me respetan y me quieren por lo que soy, si,… así un poco loca, mandona y muchas veces terca. También cariñosa, habladora, besadora, abrazadora y a veces por algún motivo, triste, por que también tengo mis momentos tristes, esos en que pongo mi cara larga con un aire de pensante y me da por llorar.

Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fui en el pasado,... sonrío a la que soy hoy,... me alegro del camino andado, y asumo mis errores.
¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que produce correr tras los sueños!
¡Que bien! Ya aprendí a tener paciencia y a no juzgar, no decir mentirás y a cómo orar.
He tardado pero he cambiado, eso es bueno,… ¿verdad?
Hoy sé, por ejemplo, que no puedo retener el mar, aunque cuando estoy ante él, quisiera nunca tener que dejarlo porque, en su inmensidad, siento más a Dios.
Lo contemplo a través del mar y, cuando llega el momento de partir, me despido diciéndole.
¡Hasta pronto, Señor! ¡Hasta cada momento!

También hoy sé que mis amigos y amigas son peregrinos del mismo camino, y que en cualquier momento nos encontramos y nos queremos.
Hoy sé que nadie es responsable de mi felicidad, solo yo!!!
Porque solo de mí depende
darle cabida, a Dios, en mi corazón.
Hoy sé que la vida es bella…….
Hoy vivo la vida así como es, bonita con sus ires y venires, con sus amores y desamores, con sus ratos de marea baja, con sus puestas de sol, con su ruido incesante.
Sólo quiero dejarla correr. No quiero pedirle nada. Sólo quiero darle gracias a Dios por lo que me regala día a día y ¡tengo tanto!... realmente, nada merezco pero, Él me lo da.
Hoy me doy cuenta que no soy una mujer invisible.
Porque aprendí que DIOS, siempre, está en mi camino!!!!!
(Anonimo)

2 comentarios:

btta_24 dijo...

carmen! soy sonia
que bueno saber de ti...de verdad que estoy muy contenta.
te ves muy linda en las fotos, no has cambiado nada, sigues trasmitiendo bondad y esa manera tuya de ser...eres un angelito.
me alegro de que estes bien, seguro que mami te abra contado como me va, estoy muy bien, haciendo las practicas de comercio internacional en una empresa, termino en junio y me toca buscar trabajo...pero estoy muy contenta.
bueno, ya hablaremos
mi mail es btta_24@hotmail.com,
muchos besos y recuerdos
cuidate mucho
hasta pronto
sonia!

Marinés dijo...

Hola Carmencita me alegra mucho tu visita y saber que compartimos lo mismo nuestra bella isla Puerto Rico y contestando tu pregunta no se de nadie mas que tenga blog de tejido que sea puertorriqueña. Pero cuentame de ti de que parte de P.R. eres y cuanto tiempo llevas lejos Hasta pronto...