miércoles, 5 de marzo de 2008



El coquí representa tal fascinación para el pueblo borinqueño, que ha provocado el
surgimiento de abundantes leyendas sobre su origen.

Una de ellas, cuenta que un día, durante la creación del universo, Dios se encontraba
cansado y, antes de terminar su trabajo, reposó en medio del Mar Caribe, formando así a
Puerto Rico como almohada. Fue el coquí el que le despertó para que continuara su obra y
pudiese finalizar su tarea. Cuenta la leyenda que, agradecido, el Creador le dejó vivir feliz en
sus costas para siempre.

Otra popular versión del origen del coquí habla de una pequeña isla a la que una mañana
Dios colocaba en medio de un inmenso mar. La llenó de distintos árboles para que la
resguardaran del sol, le besó la frente y continuó sus quehaceres celestiales.

Al caer la noche, la isla se sintió muy sola en medio de los gigantescos árboles y el
imponente mar. Le pidió entonces a su Padre que le enviara a alguien que le acompañase
en la noche.

Dios decidió que ella necesitaba una voz amiga que le hiciese compañía, pequeñita como
ella.

Cuentan que en ese momento, el Todopoderoso mezcló ingredientes especiales, entre ellos
polen de estrellas y el sonido de la lluvia, y los introdujo en la garganta de una diminuta rana,
bautizándola con el nombre coquí, y asignándola como la compañera fiel de la isla, al pedirle
que todas las noches llenara su soledad con su canto.

El animalito saltó de sus manos y desde entonces, cuenta la tradición, el coquí canta a la isla
noche tras noche para que consiga dormir.

Esta última versión es generalmente aceptada como auténtica, sobre todo porque
concuerda con el hecho de que los coquíes armonizan con su canto del anochecer al
amanecer, con serenatas a los isleños hasta ayudarles a conciliar el sueño.

Desde siempre, los puertorriqueños atesoran a estas pequeñas criaturas, dedicándoles una
infinidad de poemas, historias y canciones.

Dentro de las creencias que le envuelven, se encuentra la que dice que el coquí sólo canta
en Puerto Rico, y que si es llevado fuera de su isla, muere de tristeza. A esto se le atribuye el
hecho de que a pesar de tener varios parientes alrededor de América Latina, la única
especie que canta es la original de la tierra borinqueña.

La aparente imposibilidad de lograr que cante y sobreviva fuera de Puerto Rico, ha
contribuído a la famosa frase que sus compatriotas utilizan para expresar su nacionalidad al
decir: "Soy más puertorriqueño que el coquí". Por otro lado, gran parte del arte y artesanía de
la isla muestra la presencia y el gran cariño que su gente le otorga a la pequeña ranita.

Más allá de la leyenda, el coquí sirve como un símbolo sentimental para un pueblo orgulloso
de sus raíces, su cultura, y su riqueza natural.

No hay comentarios: